En ILME consideramos que el departamento de pruebas no es simplemente un lugar donde alojar y probar prototipos, sino un recurso clave para el crecimiento de la empresa. Un centro pequeño pero con una importancia fundamental donde se aúnan conocimientos técnicos y normativos para poder seguir todas las fases del estudio de un producto, desde su diseño hasta su uso.
Probar significa enfrentarse a problemas, con el objetivo de ofrecer al mercado sólo tecnologías que respeten funcionalidades precisas y criterios de protección acordes con la aplicación. El análisis de las características de los materiales, sus puntos fuertes y débiles, seguido del proceso de certificación, son momentos desafiantes y al mismo tiempo una oportunidad para allanar el camino a la innovación.
En nuestro departamento de pruebas, el tiempo es una herramienta de medición, un valor que hay que manejar cuidadosamente para avanzar hacia nuevas fronteras, mientras que la fiabilidad y la seguridad subyacen en las actividades que se desarrollan dentro de él, durante las cuales sometemos nuestros conectores y capotas/carcasas a:
Como la velocidad caracteriza la industria moderna, acelerar la comercialización de un producto saltándose pasos clave puede parecer ventajoso a corto plazo, pero puede poner en entredicho la calidad del resultado final.
Cada fase del proceso de ensayo es una contribución sumamente importante a la I+D para conseguir un producto de alto nivel que, una vez instalado en el entorno o la maquinaria de destino, lidiará, con un alto nivel de confianza, la prueba del mundo real.